Las tribulaciones de un marinero en tierra

#291 Por fin un monstruo

Siempre he querido ser
un monstruo en algo:
un monstruo del ciclismo,
un monstruo de la escritura,
un monstruo de las matemáticas…

Pero no lo conseguí.
A lo peor es que todo lo intenté
sólo a medias, sin creer de verdad
en mí
ni en mi monstruosidad.

Doy paseos en una vieja bici,
escribo tonterías como ésta
y olvidé las raíces cuadradas
(hay una maquinita que las hace;
la inventó un monstruo de la electrónica).

Este verano logré ser, al menos,
el monstruo de un lago.
No era el Ness, que ya tiene uno.
Y no lo fui mucho tiempo,
porque el agua (¡brrr!) estaba helada.

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