Las tribulaciones de Juan Sin Tierra

#134 El candidato

AYER empezó la campaña electoral. Lo noté porqué al salir de casa me topé de frente con uno de los candidatos. Bueno, con un cartel con su foto, en grande y a todo color. El ayuntamiento ha plantado un panel justo delante de mi edificio (qué buenos tiempos, cuando los carteles se pegaban a saco sobre muros y vallas) y me ha condenado a ver al candidato, todos los días, durante dos semanas y un día.

Si salgo a la calle, veo al candidato. Si me asomo al balcón, veo al candidato. Sus ojos me persiguen. Cuando me alejo calle abajo, noto su mirada clavada en el cogote. Cuando estoy en el salón de casa, sé que está al otro lado, taladrando la pared con la mirada.

El candidato trasmite confianza. Está de frente, con la cabeza ligeramente girada respecto al cuerpo con gran naturalidad. La sonrisa justa. Es un hombre serio pero no carece de sentido del humor. La foto tiene el ángulo exacto para disimular la incipiente calvicie. Su cabeza forma un óvalo digno del canon griego. Las canas de la barba (de cinco días) son un signo de madurez. El candidato es, sobre todo, un hombre sensato. (Cuánta falta hacen los hombres sensatos).

No es un candidato simple, sino doble. Quicir que se presenta como cabeza de lista a dos Administraciones. Siempre hay que tener un plan B. No lo digo en plan chungo, el instinto de supervivencia es una cualidad esencial del líder. El cartel de mi casa es el de la lista municipal. La foto está acompañada por un astuto eslogan, un juego de palabras conciso, redondo, directo a la psique y/o al corazón. Me entran unas ganas locas de votar por el candidato.

Casualidades del destino: por la tarde me topo con el candidato en carne y hueso. En realidad lo conozco desde hace años, pero nunca ha sido especialmente amable conmigo. Supongo que me considera, con razón, un mindundi. Pero en campaña todo cambia: un mindundi, un voto. Me saluda con cordialidad y me pide el voto. Le digo que eso está hecho. Es mentira, no tengo intención de votarle. Pero es que yo no soy serio, ni de fiar, ni maduro, ni equilibrado, ni sensato. No soy como el candidato. Él sí cumpliría su palabra.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: