Las tribulaciones de Juan Sin Tierra

#101 Racionalidad limitada

EL TÉRMINO “racionalidad limitada” fue acuñado por el premio Nobel de economía Herbert Simon (1916-2001). Significa que las personas tomamos decisiones aparentemente racionales en base a la información de la que disponemos, que nunca es completa ni exacta.

Para más inri, esas decisiones casi siempre están orientadas a favorecer los intereses personales inmediatos, ignorando cualquier dato inconveniente y las consecuencias a más largo plazo sobre otras partes del sistema.

Que somos unos paquetes razonando y que la información disponible es defectuosa puede parecer una obviedad, pero la teoría de la racionalidad limitada supuso una auténtica revolución (y un motivo de controversia que todavía continúa) frente a la visión socioeconómica heredada de Adam Smith, donde el progreso colectivo se basa en las óptimas decisiones individuales del Homo economicus.

Pero, ¡ay!, no hay más que ver cómo anda el mundo para darse cuenta de que el Homo economicus generalmente decide mal, porque razona mal y lo hace a partir de mala información.

A mí siempre me había parecido bastante dudoso que del egoísmo individual pudiera surgir una resultante positiva para la sociedad en su conjunto, pero no se me había ocurrido una explicación tan redonda. La racionalidad limitada lo explica prácticamente todo: desde el calentamiento global a la guerra de Ucrania (y el resto de guerras), pasando por el mal funcionamiento de las organizaciones y las decisiones personales equivocadas.

De las posibles soluciones hablaremos otro día. O no, como diría Rajoy.


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