EL ayuntamiento de mi ciudad ha perpetrado una presunta decoración navideña poniendo lazos de plástico naranja en todos los árboles, bancos y farolas del centro. O a lo mejor ha sido una asociación de comerciantes, con más entusiasmo que fortuna, con el beneplácito del ayuntamiento.

Dejando a un lado la vertiente artística (a mí no me gusta, pero que cada uno opine lo que quiera), me parece antiecológico utilizar cientos de metros de cinta de plástico para esto. Los lazos de marras se irán deteriorando y desprendiendo con el paso de los días y una gran parte, de una forma o de otra, acabará en el medio ambiente.
A lo mejor me sorprenden las lumbreras municipales y resulta que es un material biodegradable (no tiene pinta), pero aún así me parecería un mal ejemplo en los tiempos que corren, donde el plástico nos sale hasta por las orejas.
Además, el plástico siempre me ha parecido un material demasiado bueno como para desperdiciarlo en chorradas.