LA CULPA es de Dios (o de los que escribieron la Biblia en su nombre; la Biblia no se escribió sola), porque, además de darles cuerda al hombre y a la mujer con el famoso «procread y multiplicaos», les ordenó: «someted la tierra y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra».
Mucho rollo con que la Biblia es alegórica o metafórica, pero bien que se han aplicado el hombre y la mujer cristianos a someter la tierra y dominar a todo bicho viviente. O, con mayor exactitud, a destruir y aniquilar como auténticos killers de recursos y especies.
En el aspecto concreto de “someter la tierra”, parece que el hombre y la mujer cristianos están empezando a ser conscientes (todavía con el cerebro pequeño) de que hay que cuidar el planeta porque no hay otro (aunque todavía hay tarugos-as que no tienen claro que es más fácil no cargarse la Tierra que hacer Marte habitable).
Sin embargo, en lo de “dominar sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”, el hombre y la mujer cristianos siguen erre que erre, en modo plaga, arrasando sin piedad al resto de habitantes del planeta.
No se trata de cargar las tintas contra el hombre y la mujer cristianos, existen destroyers de otros credos. Lo destaco por el papel preponderante de los simios “occidentales” (en su mayoría cristianos) en el desarrollismo moderno, quienes han visto justificadas sus tropelías y tranquilizadas sus conciencias por la revelación divina de que el ser humano es el rey de la creación, con el mandato expreso de someter y dominar a todo quisque. Si a un simio ya de por sí egoísta y narcisista, va Dios y le dice que tiene derecho y es guay dar goma, pasa lo que pasa.
Ha llegado el momento de abolir la ONU, como institución que solo representa los absurdos constructos mentales, denominados “naciones”, de una única especie de simios, y crear una organización que también incorpore, con voz y voto, al resto de especies con las que el ser humano comparte el planeta. Podría llamarse Foro Planetario (FP).
El primer paso tendría que ser poder comunicarnos con ellos, empezando, por ejemplo, por los mamíferos marinos y el resto de grandes simios, para lo que habría que investigar en serio (desde el absoluto respeto, no como animales de zoológico o laboratorio). Menos gastar en cohetes espaciales y armas para liquidar a otros simios, y más invertir en aprender a comunicarnos con nuestros compañeros de planeta.
Todas las decisiones que afecten al hábitat y modo de vida de los demás -ballenas o gorilas, truchas o gaviotas, perales o manzanos, osos polares o koalas-, deben consensuarse previamente en el Foro Planetario.