TAL VEZ, solo tal vez, antes de que acabe el siglo el ser humano podría prescindir por completo de la escritura y sustituirla por audios, vídeos y/o vaya usted a saber qué tecnología. Ya no sería necesario codificar la palabra mediante símbolos. Podría trasmitirse y almacenarse directamente en formato digital.
Algunos nostálgicos seguirían utilizando los lápices y el papel para dibujar (en lugar de hacerlo con el lápiz electrónico sobre la pantalla o pedírselo de viva voz a la inteligencia artificial) y, casi seguro, se constituiría una SDE (Sociedad para Defensa de la Escritura), que reuniría en algún sórdido local a cuatro extravagantes eruditos, bajo el busto de Gutemberg, con la sagrada misión de mantener vivo el arcaico arte de codificar palabras.
El Homo sapiens lleva unos 200.000 años sobre la tierra y empezó a escribir hace unos 5.000, lo que supone apenas un 2,5 %. Con el paso de los milenios, ese porcentaje irá disminuyendo hasta la insignificancia y la escritura será una anécdota en los podcasts de historia.