SI SE piensa bien, no tenemos nada más importante que el tiempo. Nada. Cada instante que pasa es imposible de recuperar y los instantes están (literalmente) contados. Por eso hay que escoger muy bien las cosas, personas y causas que se merecen nuestro tiempo (y a esas dedicarles atención plena). Hacemos todo lo posible para que no nos roben nuestras propiedades (simples objetos materiales) y dejamos que nos roben el tiempo.
En segundo lugar está el cuerpo. La medicina puede repararlo hasta cierto punto, pero por ahora no tiene recambio. Hay que hacer cuatro cosas: ejercicio moderado, comer poco y sano, dormir bien y evitar el estrés.
En tercer lugar está el espíritu. No en sentido esotérico, sino como el conjunto de cultura, criterio, saber estar y buen humor. Hay que hacer dos cosas: cultivar relaciones sociales sanas y, sobre todo, evitar convertirnos en cascarrabias amargados, que es una tendencia bastante habitual al cumplir años.