TESEO embarcó en una nave de velas negras para ser sacrificado al Minotauro. Lo hizo voluntariamente con la intención de matarlo y prometió regresar en un barco de velas blancas para anunciar su victoria.
Consiguió derrotar (fácilmente) al Minotauro y pudo salir del laberinto gracias al ovillo de hilo que le dio su prometida Ariadna. Pero, ay, se olvidó de poner las velas blancas y su padre, Egeo, pensando que Teseo había muerto, se quitó la vida.
Otro olvido imperdonable es el de Cervantes: no es verosímil que el burro de Sancho no tuviera nombre.