HOY EN día es guay ser cosmopolita. Es lo opuesto a cerrado, paleto o provinciano. Pero para los antiguos griegos, “inventores” del término, tenía una connotación negativa, porque ser ciudadano del cosmos implicaba no pertenecer a ninguna ciudad concreta. Era el equivalente al apátrida de los posteriores, y todavía vigentes, estados-nación.
Diógenes Laercio se proclamaba cosmopolita en este sentido.