ESTA tarde salí a dar un paseo sin rumbo por la ciudad en plan pseudo-flaneur. (Pseudo porque en mi ciudad ya no puedo perderme).
De pronto me vi reflejado en un escaparate. Levanté la mano y mi reflejo la levantó al instante.
Entonces pensé que a lo mejor el reflejo era yo y no levanté la mano voluntariamente, sino obedeciendo a mi verdadero yo, que habitaba detrás de aquel cristal.
