Las tribulaciones de un marinero en tierra

#274 Lucha de clases

EL CARTISMO fue un movimiento obrero en la Inglaterra de la Revolución Industrial, que tuvo la ocurrencia de enviar una carta al Parlamento, acompañada de más de un millón de firmas. No les pusieron el nombre por la naturaleza de sus reivindicaciones ni por su posición política, sino por enviar una carta: Cartistas.

Redactaron la carta de marras, la carta del pueblo (people’s chart), en la British Coffee House, de Londres, en 1837. Básicamente contenía seis peticiones: sufragio universal masculino a partir de los 21 años; voto secreto; elecciones anuales (para evitar la corrupción); sueldo para los diputados (para que los trabajadores pudieran entrar en política); abolición del requisito de propiedad para ser diputado; y circunscripciones iguales (para que territorios con los mismos votantes tuviesen la misma representación).

Todas parecen cosas razonables (o hasta insuficientes, como el sufragio solo masculino), pero a los parlamentarios les parecieron unas peticiones «monstruosas» y las rechazaron sistemáticamente. Los cartistas organizaron movilizaciones en la calle, que fueron reprimidas violentamente por el ejército. Incluso las clases medias burguesas, que sí podían votar (porque tenían propiedades o rentas), formaron milicias de voluntarios para ir en contra de sus compatriotas obreros.

Que no se me acuse de «presentismo» por decir, en 2025, que las peticiones de los cartistas eran razonables. A ellos, que las plantearon en 1837, ya les parecían razonables.

Pero a los miembros del Parlamento, que eran la élite cognitiva de la época y personas de bien, les parecieron unas propuestas monstruosas y aplastaron sin piedad el movimiento cartista. Es evidente por qué. 

Nada nuevo bajo el sol. Ahí lo dejo.


Deja un comentario