SE ME ocurrió echar un vistazo a mi catecismo escolar (edición de 1973, PVP 38 pesetas) y descubrí que soy un católico de pacotilla: de los siete Sacramentos, solo he participado, como protagonista, en dos. Y, para más inri, de forma involuntaria en uno de ellos, y por un tiempo limitado en el otro.
Los siete Sacramentos son: Bautismo, Confirmación, Penitencia, Eucaristía, Unción de enfermos, Orden Sacerdotal y Matrimonio.
El que protagonicé involuntariamente fue el Bautismo. Y el que practiqué poco tiempo, apenas durante un par de años después de la Primera Comunión, la Eucaristía.
Por otro lado, no me acordaba de que los Diez Mandamientos «se encierran» (sic) en dos: «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo».
Como el primero de los diez es precisamente «Amarás a Dios sobre todas las cosas», una operación de aritmética elemental nos lleva a que los otros nueve «se encierran» en uno: «Amarás al prójimo como a ti mismo». No encaja del todo, pero bueno.
Otra cosa de la que no me acordaba para nada son los Mandamientos de la Iglesia. Son cinco:
1. Oír misa entera, todos los domingos y fiestas de guardar. (La cursiva es mía).
2. Confesar los pecados mortales una vez al año, si se está en peligro de muerte, y si se ha de comulgar.
3. Comulgar por Pascua de Resurrección. (Con éste, sobra lo de una vez al año del anterior).
4. Ayunar y no comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia (SMI).
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades. (Supongo que se refiere a necesidades materiales: bien jugado, SMI).
Me parece muy positivo, y se lo recomiendo a todo el mundo, repasar de vez en cuando el dogma.
