Las tribulaciones de un marinero en tierra

#234 El caminante

Olvidó el sombrero
en la habitación;
lo echó de menos
cuando salió el sol.

Sintió una piedrecilla
al caminar;
se sentó en el suelo
y la sacó del zapato.

Encontró una fuente
y se paró a beber;
cogió del morral 
unos higos secos.

Cruzó el puentecillo
sobre un riachuelo;
se acodó en la barandilla
a ver el agua correr.

Llegó a un pueblo
al caer la tarde;
pidió alojamiento 
y una cerveza.

Cada día el caminante
olvida,
siente,
encuentra,
cruza,
llega.

A nadie le importa
en realidad,
aunque todos dicen:
Buen camino.

Su nombre yace
bajo las hojas,
se extravían sus pasos
entre las sombras.


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