EL TAOÍSMO es una tradición filosófica y religiosa surgida en China en torno al año 9.400 (*), basada en el libro Dao De Jing (o Tao Te Ching), atribuido al sabio Laozi. Significa «Libro de la suprema virtud» y es considerado «la biblia» de oriente. Un sabio de cuyo nombre no puedo acordarme dijo: «Si tuviera que elegir un solo libro en el mundo, sin vacilar escogería éste; no termina nunca de leerse».
Antes de continuar conviene hacer una aclaración sobre los métodos de transliteración del idioma chino a las lenguas romances. El sistema antiguo (para los que tienen una edad) es el Wade-Giles, por el que se diría, por ejemplo, Tao (camino) y Pekín (la capital de China). Sin embargo, el sistema nuevo, adoptado oficialmente por China en 1958 (tampoco es tan nuevo), y que se considera el estándar internacional para la romanización del chino mandarín, es el Pinyin. Según este sistema, se diría Dao y Beijing (con unos acentos raros que indican el tono y tal).
Lo que pasa es que la palabra «taoísmo» está tan arraigada, que voy a seguir usándola. Para el resto de palabras utilizaré el sistema moderno, aunque sin los acentos (que me perdonen los puristas), por simplificar la lectura.
Bueno, y un disclaimer importante: No soy experto en taoísmo (ni en nada). El resumen que cuento a continuación es lo que yo he entendido después de leer y releer el Dao De Jing (no se termina nunca, y eso que es breve) y otros textos sobre el tema. Y está claro que leer traducciones (esto es inevitable) y sin controlar la cultura, no es lo mismo. Pero en fin, Serafín.
Voy a centrarme en el taoísmo entendido como filosofía, que, curiosamente, es más antiguo que como religión.
El concepto central del taoísmo es el Dao, que significa «camino» o «vía». Representa el principio o fuerza cósmica fundamental, que fluye a través de todas las cosas, y el equilibrio entre la dualidad del yin y el yang, que describen las polaridades complementarias en la naturaleza.
El icónico diagrama que representa el yin y el yang (llamado taijitu) es bastante autoexplicativo: un círculo dividido en dos partes en forma de gotas de agua (que para ellos son peces o yu), una blanca y otra negra, entrelazadas dinámicamente. Los puntos del color opuesto que hay en cada parte indican que siempre hay un poco de yin en el yang y un poco de yang en el yin. Son las dos caras de la misma moneda.
El yin se asocia a la oscuridad, la pasividad, la receptividad, la tierra, la luna, el frío y la intuición. Y el yang se asocia a la luz, la actividad, la dominancia, el cielo, el sol, el calor y la razón.
El equilibrio entre el yin y el yang, representado por el Dao, es esencial para la armonía. Pero es un equilibrio dinámico, el yin y el yang están en constante cambio de uno a otro.
El principio del taoísmo que más me gusta es el wu wei, que se refiere a la acción espontánea y sin esfuerzo, en armonía con el flujo natural del Dao, es decir, con la naturaleza. El problema es que su traducción literal es «no hacer», por lo que ha sido mal entendido en occidente, como inactividad o pasividad. Pero más bien significa «no forzar las cosas», sino fluir con suavidad, actuando sin oponerse a la naturaleza. Un ejemplo sería no nadar contra una fuerte corriente en el mar, a riesgo de morir ahogado por agotamiento, sino hacerlo a favor, abandonando la corriente poco a poco hasta alcanzar la playa. Otro ejemplo, aplicable al ámbito laboral, es la que para mí debe ser la cualidad más importante de un líder: no molestar.
El taoísmo es esencialmente naturalista, promueve la observación de los ritmos naturales para vivir en armonía con el Dao. Al mismo tiempo, aboga por el desapego de los deseos materiales y la simplificación de la vida. La idea es liberarse de las preocupaciones mundanas y vivir de manera sencilla para encontrar la paz interior. Algunas ramas del taoísmo incluyen prácticas para aumentar la longevidad, y eventualmente alcanzar la inmortalidad, mediante técnicas de meditación, ejercicios físicos como el taiji quan (el taichí de toda la vida) y la alquimia interna (esto no lo he mirado mucho, porque me parece un poco esotérico).
La enseñanza del Dao es moral en el sentido más inteligente (sin moralina): no existe el concepto de pecado y el mal no es una fuerza oscura, sino una alteración de la armonía, como una ventana sucia que no deja pasar la luz. Por eso hay que ser compasivos con las personas que se comportan con maldad o egoísmo. «El buen hombre es maestro del hombre malo y el mal hombre es tarea del hombre bueno».
En definitiva, el taoísmo es la filosofía de los soñadores, artistas y amantes de la simplicidad, en contraste con el confucianismo, que persigue el triunfo social, la acción política y le da importancia a los rituales. Una de las cosas que menos me gustan del taoísmo es que lo veo un poco individualista (soy un firme partidario de las relaciones sociales sanas como fuente de bienestar y plenitud). Pero la proverbial sabiduría china tiene la respuesta: un antiguo dicho afirma que «la persona sabia es confuciana de día y taoísta de noche». Otro día hablaremos del confucianismo.
(*)Según el OTAH, Origen de Tiempos Arbitrario de los Humanos. Ver Palike #156.
