SIEMPRE que se habla de los cazadores recolectores, todo el mundo piensa en los fistros del paleolítico (sobreviviendo miserablemente a la espera de la revolución agrícola). Pero en realidad era una forma de vida bastante generalizada en muchos lugares del redondeta hasta finales del siglo XIX de la era común.
Sin ir más lejos, los famosos indios americanos (los malos de las películas “del oeste”, ahora westerns) eran cazadores recolectores. Básicamente porque… vivían cazando y recolectando. Cazaban bisontes y otros bichos, y recolectaban vegetales diversos. Su vida no era para nada miserable y bárbara. Todo lo contrario: eran sanotes, fuertacos y bastante felices. Así vivieron durante miles de años hasta que llegaron los wasichus (hombres blancos, en lakota) para quedarse con sus tierras by the face.
Tenían las cuatro cosas que nosotros, personas occidentales, ricas (con pasta, no de buen sabor) y súper tecnológicas, aspiramos a tener: comer bien, hacer más ejercicio, dormir mejor y mantener mejores relaciones sociales.
Ahora me van a hablar del progreso y las grandes ventajas de la sociedad occidental actual, de Aristóteles, de Einstein, de la sanidad, de la educación, de internet, de viajar a marte. Y les doy la razón en todo, son cosas guays. Solo digo que esa peña comía mejor, se movía más, dormía mejor y mantenía relaciones sociales más satisfactorias. Es decir, que en promedio estaban más sanos y eran más felices que nosotros. Y, para colmo, vivían en armonía con la natura, no tendían a cargarse el redondeta.
Vale, que tampoco están de acuerdo. Que no eran más sanos y felices, o creen que compensa pagar el precio (obesidad, soledad, depresión, contaminación, calentamiento global, etc.) y la vida moderna tiene más pros que contras. Perfecto, también de acuerdo. Lo único que les hubiera pedido (ya es tarde) es que los hubieran dejado en paz con sus costumbres. Lo único que tenían que haber hecho era no hacer nada. Matar y expulsar a la gente de sus tierras está feo. Y no me vengan con el rollo del progreso y la civilización. Era (y sigue siendo) pura y simple codicia. El tópico de la vida miserable de los cazadores recolectores solo es para el relato.
