EN LA Gaceta de Madrid (precursora del BOE) del 26 de septiembre de 1896, se publicó una ley «dictando reglas para la protección de los pájaros», sancionada por la «Reina Regente del Reino».
Como desde aquellos tiempos remotos se conoce el poder de la publicidad y la propaganda, la ley establecía lo siguiente:
«Art. 2.º En las puertas de los Ayuntamientos se pondrá un cuadro en que se lea: «Los hombres de buen corazón deben proteger la vida de los pájaros y favorecer su propagación. Protegiéndolos, los labradores observarán cómo disminuyen en sus tierras las malas hierbas y los insectos. La ley prohíbe la caza de pájaros y señala pena para los infractores.»
En las puertas de las Escuelas se pondrá un cuadro en que se lea: «Niños, no privéis de la libertad á los pájaros; no los martiricéis y no les destruyáis sus nidos. Dios premia á los niños que protegen á los pájaros, y la ley prohíbe que se les cace, se destruyan sus nidos y se les quiten las crías.»
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Parece claro que los dos mensajes estaban dirigidos estrictamente a hombres y niños, excluyendo a mujeres y niñas. En esa época, la caza y el martirio de bichos en general y pájaros en particular eran actividades esencialmente masculinas.
También es discriminatorio que se mencione a Dios en el mensaje a los niños y no en el de los hombres. Dios debería premiar a ambos. Me parece un fallo garrafal del legislador; supongo que lo escribió así porque los hombres ya no se dejaban acojonar por Dios y los niños (almas de cántaro) todavía un poco sí. Y además, segundo fallo, debería haber indicado en qué consiste el premio. Las indefiniciones y ambigüedades no son buenas en las leyes, que las interpretaciones las carga el diablo.
Después está la cuestión de por qué Dios no protege directamente a los pájaros, en lugar de ir por la vía indirecta de tener que estar premiando a los niños para que lo hagan. Pero no voy a entrar en este jardín, que luego me empiezan con lo del libre albedrío y bla, bla, bla.
Tampoco voy a entrar en la cuestión técnica de porqué los pájaros iban a preferir las malas hierbas y los insectos a las frutas y semillas. Sobre esto soy un absoluto ignorante. Que opinen los labradores, biólogos, ecólogos e ingenieros industriales.
Lo que más me ha gustado de la ley son los pájaros que menciona: tordos serranos, milanos, halcones, águilas, quebrantahuesos, urracas, cucos y tordos de torre (que deduzco, según la redacción de la ley, que son más pequeños que los serranos).
Nota ortográfica: la «a» con tilde aparece en el original.
Bonus. Nota pintoresca para los que no les gustan especialmente los pájaros y han llegado hasta aquí:
En la misma Gaceta de Madrid se incluye un «Parte oficial» de la Presidencia del Consejo de Ministros con este texto:
«SS. MM. el Rey y la Reina Regente (Q.D.G.) y Augusta Real Familia continúan en San Sebastián sin novedad en su importante salud».

