Las tribulaciones de un marinero en tierra

#154 El fin de la escritura

HACE YA unos cuantos palikes, concretamente en el #69, hablé de la posibilidad de que la escritura fuera totalmente sustituida por audios y vídeos.

He vuelto a recordar este asunto a cuenta de un intercambio de correos electrónicos de hace un par de días. Recibí un mensaje en el que a varias personas se nos exponía una propuesta de planificación y terminaba con un inequívoco “espero vuestros comentarios”.

Mi respuesta, apenas dos escuetas frases en las que me mostraba de acuerdo con la propuesta, desató la ira furibunda de mi interlocutora. Me contestó a los tres minutos, con todos en copia, que no le había hecho ni pizca de gracia “el tonillo irónico” de mi segunda frase y bla, bla, bla.

Es evidente que las palabras escritas no tienen tono en sentido estricto o “acústico” (era un mensaje sin emojis, que sirven precisamente para mitigar esa carencia), así que el “tonillo irónico” provino exclusivamente de la cabeza de la lectora, en función de sus expectativas y contexto personal (ignorados o no por el emisor del mensaje, yo en este caso). Desde luego, me quedó claro clarinete que ella no esperaba que yo estuviera de acuerdo e interpretó mi respuesta como una especie de burla o vaya usted a saber.

Este malentendido no hubiera ocurrido si mi mensaje hubiera sido un audio, pero, pensándolo un poco mejor, gracias a esa (exagerada) reacción he podido conocer cómo percibe e interpreta la realidad (y a mí) esta persona.

Que el lector pueda construir su propia realidad a partir de un texto, me parece el principal fin de la escritura y lo que la hace tan guay. El audio y el vídeo también molan (todo tiene su momento), pero dejan menos espacio a la imaginación, sobre todo el vídeo.

En cuanto a la anécdota de mi correo, una pequeña lección: Jamás hay que “reaccionar” (contestar sobre la marcha) a un mensaje, sino dejar pasar un tiempo y reflexionar.

Epílogo: No intenté aclarar que mi mensaje no era irónico. Respondí que me sumaba a lo que decidiera el resto.


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